Las Cocinas del Palacio Real

21:05:00



Más de uno nos hemos preguntado como serian las antiguas cocinas de Palacios Reales como el nuestro. Uno se las imagina grandes, amplias, llenas de personal y sirvientes atareados que corren de un lado a otro, camareros vestidos de gala con guantes blancos para servir las viandas....quizás es que hemos visto muchas películas tambien. Patrimonio Nacional por fin abre sus cocinas y así podremos saber como eran estas grandes cocinas que alimentaban y hacían las delicias de reyes pasados.

La Real Cocina, que constituye el ejemplo más importante conservado hasta nuestros días entre las cocinas históricas de las residencias regias europeas, tanto por su tamaño, como por la conservación del conjunto y por el interés y magnitud de los accesorios, ocupa todo un lado del primer sótano en el Palacio Real de Madrid y conserva sus instalaciones históricas, renovadas en gran parte entre 1861 y 1880 por voluntad de Isabel II y de Alfonso XII.


A lo largo de los dos últimos años se han realizado una serie de actuaciones que han involucrado a los distintos equipos de Patrimonio Nacional, entre ellas la rehabilitación completa de los espacios, eliminación de cableados, tuberías y elementos de cocina actuales, restauración de buena parte del material expuesto, incluyendo objetos de menaje, así como varias intervenciones para permitir que esta exposición permanente reuniera las características adecuadas de iluminación, información en paneles gráficos, además de la publicación de una monografía específica con el título La Real Cocina, que recoge los estudios realizados por parte de los equipos científicos y que pone al día el conocimiento de estas estancias.

En la presentación de esta apertura, con el presidente de Patrimonio Nacional, Alfredo Pérez de Armiñán, el director de Colecciones, José Luis García, y Pilar Benito, conservadora del Palacio Real, entre otros, se desgranaron detalles y anécdotas, como el mayor sentido de la gastronomía como elemento de Estado de Alfonso XII, su gusto por el roastbeef, los muchos comensales que hacían uso de lo cocinado en el Palacio Real, tantos que Fernando VII mandó parar un dispendio que le parecía imperdonable. La corte entera sacaba partido de aquellas cocinas y de las “almondiguillas liadas”, los “capones y chochas” o las “costillas de carnero en papillote” que desechaba el rey de turno. Por cierto, mucho relevé, poissonier, huevo molé, omelette y papillote, pero nunca dejaba de servirse cocido: qué castizos estos reyes. Y agüita de la fuente del Berro, la preferida de Isabel II.
Sin duda una visita obligada para los amantes de la gastronomía con "historia".

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