Recetas Con Algo De Cuento

Sor Juana Inés de la Cruz(1651-1695) no solo fué una monja con una capacidad intelectual excepcional para las mujeres de su época sino que también dedicó atención a la cocina...

Antes de hablar de este libro tan peculiar...., conviene hacerse unas preguntas. ¿Tenemos un ritual para comer?, ¿en que consiste ese ritual?, ¿que aporta a nuestra manera de comer?, ¿existe una filosofía en este acto tan necesario y cotidiano?.

El libro del que quiero hablar, esta escrito por un monje budista con lo cual el aspecto filosófico esta mas que presente...

La editorial resume el libro de la siguiente manera: "La importancia de la comida y su ritual son fundamentales en todas las culturas, pero en la filosofía zen alcanzan una relevancia y una poesía únicas. Existen reglas sobre cómo preparar y servir los alimentos, tomar la comida, disponer los utensilios sobre la mesa, lavarlos y guardarlos tras su uso. La correcta aplicación de estas reglas da energía al cuerpo y libera la mente. El manual de Seigaku es una recopilación de prácticos consejos, una guía para el alma que transformará nuestra vida con armonía y serenidad. "

Pero ¿quien es SEIGAKU?:
SEIGAKU (Yonago, 1981), descubre el budismo durante sus años de universidad. A partir de aquel momento, comienza tres intensos años de noviciado en el templo de Eiheiji que cambian su vida, y se inicia como monje en un templo en Yokohama. En 2011 se traslada a Berlín, donde reside actualmente, organizando encuentros de meditación zen.

Cocinar es un arte, si. Pero no nos deja de sorprender, que personajes que idolatramos, cocinen: nos sorprende que tomen contacto intimo con lo cotidiano y común de nuestras vidas. Ya lo comenté en el caso de Audrey Hepburn. Ahora lo vuelvo a recordar con la gran escritora Marguerite Duras, los genios cocinan mucho y bien, no en vano la gastronomía es el campo perfecto para crear. Como comenta la reseña del libro, publicado por SD-edicions, A Marguerite Duras le gustaba cocinar. No sólo cocinaba sino que también disfrutaba redactando sus propias recetas, inventando incluso nombres de platos en su cuaderno rojo, “El cuaderno del Camión”, como ella lo llamaba. La Cocina de Marguerite es un pequeño libro que guarda en su interior apuntes y un particular recetario de cocina popular y cuya lectura pretende descubrir al lector una faceta desconocida de la escritora; Marguerite Duras y la cocina, una actividad cotidiana para la que no dudaba, con una sonrisa, en considerarse tan autora como para la escritura. Algunas recetas son completamente imprecisas, en ocasiones escritas de manera descuidada, pero siempre transmiten cierta frescura y el toque de sentido del humor que la caracterizaba. Una curiosidad más para hojear.

En A History of Food in 100 Recipes (Una historia de la comida en 100 recetas) su autor, William Sitwell, experto culinario británico de la BBC y editor de la publicación especializada Waitrose, explora la historia de la comida desde el primer libro de cocina de la primera magdalena o la invención del sandwich hasta el más reciente auge de los programas sobre este tema en televisión, un ameno recorrido por los ingredientes, cocineros, técnicas y herramientas .

Sitwell entra en una tumba egipcia para revelar la primera receta histórica sobre el pan, descubrir cómo se planificaban las grandes fiestas de la Edad Media, explicar los poéticos orígenes de una cena a base de carne asada o reivindicar la memoria del genio olvidado que inventó la olla a presión. 

Dickens no es solo el apellido de un escritor clásico universal sino que también es el apellido de su señora. Las mujeres que han vivido al lado de genios e intelectuales destacados, rara vez participan de notoriedad. La fama solo deja espacio para uno de ellos.

Catherine Thompson Hogarth Dickens (1815-1879) ha pasado a la historia de la literatura por ser la esposa del gran Charles Dickens, aunque vale la pena recordar que ella misma publicó lo que se convirtió en un auténtico bestseller para la época: un libro de recetas.

En 1851, bajo el seudónimo de Lady Maria Clutterbuck, nombre con el que Dickens llamaba a su esposa, fue publicado el libro de cocina What Shall We Have for Dinner?, que fue editado en repetidas ocasiones hasta 1860.

Betty Lemon, hija del primer editor de las revistas Punch y The Field, ha desvelado como al matrimonio le gustaba cocinar y escribían las recetas juntos después de preparar los platos.

La señora Dickens también recopiló recetas de cocineros famosos de la época por ejemplo: La coliflor con queso parmesano que preparaba Francatelli, un cocinero anglo-italiano de la reina Victoria y que sugería servir en coronas de pan frito. O los platos estrella del extravagante Alexis Soyer, cordero asado con salsa picante y salmón al curry al estilo Soyer.

La selección de recetas que se ofrecen en el libro demuestra un notable conocimiento de las artes culinarias, adaptando los menús a las distintas épocas del año, teniendo en cuenta la cocina del mercado así como las limitaciones de la cocina casera de la época.

Una cena ofrecida por los Dickens suponía entrenar los sentidos mediante el sabor, textura, y color de los alimentos que se servían, dejemos como ejemplos estos platos:

- Entrada con Rodaballo con salsa de langosta y pepino.

- Ostras con salsa de curry

- Espinacas en ensalada acompañada de rodajas de cordero

- Pierna de cordero rellena de ostras,

- Sopa de espárragos y tocino

- Habichuelas con ostras fritas.

Dickens al igual que otros intelectuales de la época era famoso por dar las cenas más animadas de Londres, porque era un muy buen contador de chistes y su mujer una perfecta anfitriona, le gustaba cuidar hasta el último detalle y adornar las mesas con flores. Dickens y su esposa se separaron legalmente en 1858, después de diez hijos y veintidós años de matrimonio, cuando el escritor, de 45 años, comenzó un romance con la adolescente Ellen Ternan. Sin embargo, Dickens y su esposa nunca perdieron el contacto, sobre todo, a través de numerosa correspondencia. De hecho, Catherine se mantuvo leal a quien había sido su marido hasta el último momento de su vida. En sus últimos días, nueve años después de que él hubiera fallecido, postrada en el lecho por un cáncer, entregó la colección de cartas que había recibido de Dickens a su hija Kate. Una mujer singular sin duda. De su personalidad y de su vida, nos ha quedado este maravilloso recetario victoriano.

Una cosa que siempre me ha llamado la atención es como los pactos, alianzas, negocios y colaboraciones se sellan no solo con un contrato sino compartiendo una mesa o banquete.  No creo que a estas alturas de la historia, queden dudas de las conexiones de la gastronomía con la política. Desde que la primera tribu peleó y luchó por hacerse con el control de los alimentos o de la caza, quedó patente la conexión del poder con la alimentación.

La cocina no es sólo una seña de identidad de las culturas territoriales, lo que todo el mundo admite, es también un factor en el que repercuten hondamente todos los procesos políticos, y que aparece relacionado, y es un medio de lectura, de los conflictos de clases, de las luchas por el poder, de la división de trabajo entre los sexos y del antagonismo entre espacio público / espacio privado (oposición que las perspectivas feministas del estudio de lo político han sacado a la luz y puesto en relación con la temática del género en las últimas décadas), del choque de civilizaciones y de la transición de un sistema político a otro. Si se la contempla, en fin, en el largo plazo histórico, está asociada a la emergencia de las primeras instituciones políticas en las civilizaciones de la antigüedad.

Sorprendámonos  con lo que sectores como el vinicola pueden hacer por la lectura: "Un libro y un rioja, el placer de la cultura"

La Asociación de Librerías de La Rioja y el Consejo Regulador han organizado la campaña "Un libro y un rioja: el placer de la cultura", iniciativa pionera en España con la que se conmemora el "Día del Libro" en esta región y que nació hace doce años con el objetivo de conjugar dos culturas que forman parte de las raíces del pueblo riojano: la lengua, en tanto que es la tierra originaria del castellano, y el vino, producto por el que se identifica hoy en todo el mundo a la región. Durante la semana del 20 al 25 de abril, los libreros riojanos obsequiarán a los compradores de un libro con un botellín de vino de Rioja de crianza de 185 cl. vestido con una etiqueta conmemorativa en la que figura el lema de la campaña. 

El Consejo Regulador colabora con la Asociación de Librerías de La Rioja en la organización de esta original iniciativa promocional, que cuenta también con el patrocinio de la Agencia de Desarrollo Económico de La Rioja y que sin duda contribuye a resaltar el papel del vino como elemento integrante de la cultura. Toda una lección de como se puede apoyar la cultura desde todos los sectores.